El golf femenino goza de una salud espectacular y cada día son más las mujeres que se aficionan y compiten al golf. De las 271.470 licencias que hay actualmente en toda España, 75.567 son femeninas. En Madrid de las 82.993 licencias, 23.972 son femeninas y subiendo.
Una de las primeras mujeres en practicar golf fue María I de Escocia en el siglo XVI. Viajó a Francia para llevar a cabo sus estudios, por lo que el juego lo practicaba en territorio francés y sus ayudantes en el campo de golf eran conocidos como cadets (‘alumnos’). Tiempo después el término se adoptó en Escocia e Inglaterra y se convirtió en caddy o caddie que actualmente es el nombre usado universalmente.
Las damas de la alta sociedad siguieron el ejemplo de María y comenzaron a practicarlo, con reglas un tanto particulares. Era considerado poco delicado elevar el palo por encima de la altura del hombro, y la vestimenta utilizada, una amplia falda sujetada a la pierna por encima del tobillo con cintas elásticas, limitaba en gran medida los movimientos.
Esta indumentaria y comportamiento tan recatado no duró mucho tras la creación de la Unión de Mujeres Golfistas de Irlanda en 1893, reconocida como la unión más antigua de golf femenino de todo el mundo. La presencia de mujeres en clubes de golf empezaba a ser muy numerosa.
Cada vez que los hombres se negaban a compartir sus campos, las mujeres creaban el suyo propio. En 1894, un grupo de mujeres fundó su propio club con un campo de siete hoyos en Morristown, Nueva Jersey.
Golfistas profesionales como Marta Figueras-Dotti, Xonia Wunsch, Carmen Alonso, Virginia Espejo o las hermanas Patricia y Marta Sanz han llevado y llevan el nombre de Madrid a lo largo y ancho del mundo. Jugadoras amateurs como Macarena Campomanes, María de Orueta, Rocío Ruiz de Velasco, Adriana Zwanck, Clara Baena, María Herráez, Blanca Fernández, Carolina López-Chacarra… que son el orgullo de Madrid y de España.
Lee el artículo completo de la Federación Madrileña de Golf, aquí.